El tipo de grasa que llevamos también es muy importante. Existen dos tipos principales de adipocitos (células grasas): los blancos y los marrones. La diferencia entre ambos es lo que significa el color a nivel celular y metabólico. La presencia de adipocitos beige implica un efecto de “oscurecimiento” y la posibilidad de cambios en la función celular (plasticidad celular).
Los adipocitos blancos tienen un menor rendimiento metabólico, tienen dificultades para acceder a las fuentes de energía y son más perjudiciales para el cuerpo humano a largo plazo. Por el contrario, los adipocitos marrones son más activos metabólicamente, tienen un acceso más fácil a las fuentes de energía y pueden soportar el frío extremo.
"Los adipocitos blancos almacenan lípidos para ser liberados como ácidos grasos libres durante el ayuno; los adipocitos marrones queman glucosa y lípidos para mantener el equilibrio térmico".
La grasa beige aparece cuando los adipocitos blancos se parecen más a los adipocitos marrones; se ha demostrado que este efecto de oscurecimiento ocurre después del ejercicio. Sabemos desde hace algún tiempo que el ejercicio acelera el metabolismo, incluso más allá de las calorías quemadas por el ejercicio en sí. Se cree que parte del mecanismo detrás de esto es el aumento de los adipocitos marrones (metabólicamente activos) y el "oscurecimiento" de los glóbulos blancos.
"...los cambios profundos en el tejido adiposo blanco que ocurren durante el entrenamiento físico pueden ser parte del mecanismo por el cual el ejercicio mejora la salud metabólica de todo el cuerpo..."
No es sorprendente que las investigaciones en esta área estén empezando a arrojar luz sobre los problemas subyacentes de la obesidad y la diabetes.
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